Las innovaciones que más perduran y más mejoran con el tiempo suelen estar basadas en ideas simples. Sin duda, este es el caso de los contenedores de residuos Molok. ¿Quién hubiera pensado hace 30 años que un contenedor de residuos llamado Molok y producido en un pequeño taller de aldea, instalado en un antiguo granero, se propondría cambiar la gestión tradicional de residuos y ganarse el corazón de millones de personas en todo el mundo? El inventor del sistema Molok, el empresario finlandés Veikko Salli, confió en su idea única y desarrolló un contenedor de residuos parcialmente enterrado. El sistema sigue la misma lógica que las viejas fresqueras o neveros: como los contenedores permanecen frescos y protegidos de la luz solar, la actividad microbiana dentro del contenedor de residuos se reduce, lo que ralentiza el proceso de descomposición.